domingo, 18 de septiembre de 2016

La primera vez



Los cómics estaban ahí, cómo todos los días. La sala era rectangular. Con estanterías en todas las parades, con varias plantas. Los ejemplares se encontraban ordenados por autores e historias. La primera vez que fuí, con mi hermano mediano, aunque por entonces era sólo mi hermano pequeño, estaba perdido, no me interesaba para nada estar allí. Tenía pavor al aburrimiento. Sólo había tenido un tímido encuentro con ellos, en una breve excursión matutina a una pequeña feria de muestras, en una estación de tren, que aprovechaba sus instalaciones para las paradas de libros infantiles y juveniles. "Les aventures extraordinàries d'en Massagran", ha sido quizás el primer cómic que vi, o al menos eso creo. En casa no tenía ninguno. Al volver del trabajo, una vez mi padre trajo uno, era de superheroes. De segunda mano. Lo miré, que no es lo mismo que leer, varias veces, sin demasiado entusiasmo. En la pequeña biblioteca indagé en busca de alguno, sin demasiada letra. En uno de ellos aparecía un vaquero del oeste, sobre un caballo blanco, se trataba de "Lucky Luck".  Lo empecé a mirar, a chafardear, pasando páginas de dos en dos o de tres en tres.  Ese día, seguramente los cómics no conseguirieron calar mucho en mi.

 El mundo de las letras, por llamarlo de alguna manera, tuvo la suerte de que mi madre era testaruda, y quería transmitir su pasión por la lectura, a sus hijos. Nos continuó llevando los sábados, y los días de cada día, cuando era vacaciones, a aquella pequeña biblioteca.  La letras ya no eran simples adornos de los dibujos. Contaban una historia que añadía encanto y diversión a las aventuras que narraban los trazos y los colores. "Están locos estos romanos" , leí en un parrafo en una viñeta, de un volumen blanco, firmado por dos escritores, con apellido raro. René Goscinny y Albert Uderzo. Se trataba de "Astérix el Galo"

Las relaciones de amor pueden empezar de manera calmada, con el roce, o cómo un rayo. La nuestra fue de las segundas. No podía parar de leerlos, que ya no era sólo viendo.

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