sábado, 28 de marzo de 2015

El escritor

A Julio Cortázar

Aparece el cadáver del escritor, en el quinto piso del edificio, que da a la calle Solentiname. Iniciamos las pesquisas del caso. Tiene la cabeza sobre la mesa. El cuerpo caído sobre la silla. El lápiz aún en su mano derecha. Si levantamos su cabeza veremos un cuaderno. La sangre le sale de manera lenta, pero sin pausa, del orificio trasero del craneo. La bala, seguramente, sigue ahí dentro. En la mano izquierda vemos que agarraba, ahora ya no, una goma de borrar. La última hoja del cuaderno repleta de líneas de texto, con algunos dibujos incomprensibles a los bordes. Leemos las últimas líneas.

El asesino entra en el cuarto de la víctima, en silencio. El hombre está escribiendo. Mientras un cigarro se muere de forma agónica en el cenicero de cristal. La Remington ya se encuentra en la mano del asaltante. Justo en ese momento la víctima alarga el brazo izquierdo, para recoger una goma de borrar.

Un disparo certero. Punto final.

David Peña Pardo ©

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